viernes, 25 de abril de 2014

Bendito Segundo Trimestre

Ya en el cuarto mes de embarazo las cosas empezaron a ir mejor, bueno todo iba bien desde el principio, el problema era yo. Pero de repente con el  cuarto mes, yo empecé a relajarme, ya no tenía tan mal humor, tenía más ilusión por el garbancito, ya era notable que estaba embarazada y no gorda, empecé a comer de todo, bebía mucha agua para deshincharme... Eso sí mi nariz seguía súper taponada, parecía que estaba en un resfriado permanente, las encías no paraban de sangrarme, mis caderas ya tenían dos tallas más, mis pechos también y mis pezones empezaron a ponerse oscuros, no conocía mi cuerpo!!!
 
Algo que me parecía muy complicado era vestirme, estaba acostumbrada a mis vaqueros y a no cambiar de talla, y en el cuarto mes ya tuve que comprarme ropa nueva, tenía que entrar en algún pantalón y en alguna camiseta, porque aunque no lo parezca tu espalda también se ensancha. Fue en este momento de comprar ropa cuando me di cuenta que las tiendas en general, no se preocupan nada de las embarazadas, la ropa que hay en el mercado para ellas es carísima y feísima. Así que yo opté por la ropa de siempre pero aumentando las tallas. Desde aquí hago un llamamiento a esas multinacionales de ropa: ¡¡Pensad en las embarazadas!!
 
Con el quinto mes, 20 semanas, llegó algo que yo no podía creer me iba a emocionar tanto, escuhar los latidos de su pequeño corazón. Es algo tan maravilloso que parece irreal, ¡suena algo que está dentro de ti! a partir de ese momento son dos corazones en una persona.
 
También es el momento de la ecografía morfológica, donde te dicen si el garbancito está bien formado, si tiene sus piernecitas, sus bracitos, todos sus deditos, algo que todos deseamos esté perfecto. Y además de esto, también te dicen el sexo del bebé.
 
Yo había llegado a la conclusión de que me daba igual niño o niña pero que, por favor, viniera bien. Mi garbancito se hizo de rogar porque no se dejaba ver, así que una vez me confirmaron que todo estaba bien (¡que alegría!) me mandaron a dar un paseo y tomar algo de chocolate a ver si así se movía.
 
 
 
Volví de nuevo a la consulta con la esperanza de que el garbancito hubiera cambiado de posición, pero estaba muy cómodo ahí dentro y no tenía ganas de moverse, aún así apostaron a que era niña!!
 
Que emoción, ¡¡una niña!! no me lo podía creer, una niña se estaba formando dentro de mí. Ya era más consciente de que era dentro de mí y no dentro de la barriga de las demás que era lo que pensaba, siempre creía que la cosa no iba conmigo.
 
Aún así yo no estaba muy convencida de que fuera niña de verdad y no quería precipitarme, en las siguientes ecografías, siempre preguntaba lo mismo, ¿qué es? y siempre me decían: niña, con mucha seguridad. Estuve dudando hasta el día del parto. Cosas que sólo me pasan a mí.
 
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario