martes, 24 de junio de 2014

Los primeros días con ella

He dilatado mucho el momento de empezar a escribir lo que pasé en aquellos meses, es que no me apetece recordarlo porque para mí fue muy muy duro. Y es verdad que de todo se aprende pero a base ¿de qué ? yo casi me muero. Me sentí desbordada por la situación, necesitaba respuestas, me sentí muy mala madre y sobre todo incapaz de seguir para adelante.

Bueno pues Garbancita ya estaba con nosotros, yo no podía dejar de mirarla. Eran las 6 de la mañana cuando estábamos todos en la habitación. Fue mirarla dos segundos más y enamorarme de ella. Me parecía una cosa tan preciosa, tan pura, tan inocente, tan frágil, tan pequeña. Todos la mirábamos con la boca abierta.

Una hora después nos quedamos solas en la habitación, ella dormía como un angelito en su cuna. Ese día lo recuerdo como algo maravilloso. Yo tenía los efectos de la epidural aún, con lo cual no sentía dolor, estaba acompañada de toda mi familia, me sentía plena y a mi lado estaba la cosa más preciosa del mundo, mi hija, que había salido de mí. Me parecía algo increíble. Estaba perfecta con sus manitas, sus pies, sus brazos, sus piernas, su boquita, era algo irreal todavía para mí, no era capaz de creérmelo.

Ese día tuve muchas visitas, todos mis amigos y familiares querían conocer a Garbancita, yo estaba como en una nube, estaba flotando, me daba igual todo, me daban igual los puntos porque no los sentía, me daba igual la barriga gorda que tenía, me daba igual no entrar aún en mi ropa, me daba igual estar sin maquillaje, me daban igual los pelos que tenía... me daba igual todo porque yo era feliz con mi niña al lado.

Empezaron las complicaciones a la hora de dar de comer a mi princesa, le puse el pecho pero ella no sacaba nada, no era capaz de engancharse, las enfermeras me dijeron que al principio los niños comían muy poco porque su estómago era como una canica. Así que no le di mayor importancia, pensé que con dos chupetones que había conseguido dar del calostro ella ya estaba saciada. Fueron días intensos, de muchas emociones y cosas nuevas.

Cuando estaba embarazada recuerdo que una compañera, Marta, había dado a luz, y otra, Susana, decía, -"no llaméis a Marta porque entre teta y teta no tendrá tiempo de nada-" y yo pensaba para mis adentros, -"pues si un bebé no tiene que ser complicado, le das de comer lo pones a dormir y ya tienes todo el tiempo para ti"-. Eso era lo que yo pensaba, y mi hija me hizo -¡Zas! en toda la boca. Que equivocada estaba.

La primera noche ya empezaron las complicaciones. Se puso a llorar histérica dando muchos gritos, era imposible hacerla callar y mucho menos dormir. Yo no sabía qué hacer. Las enfermeras vinieron varias veces para cambiar de posición la cuna a ver si así se calmaba, pero nada. Ella seguía llorando y llorando. Yo estaba agotada. Los puntos me empezaron a doler, casi no me podía mover, necesitaba descansar y Garbancita no paraba de llorar. No sabía cómo ayudarla. Ella también estaba sufriendo. Probamos todo lo que se nos ocurrió a su padre y a mí. Hasta que finalmente la metí en la cama conmigo y así pudimos dormir dos horas en toda la noche. Aquello no había hecho más que empezar.
 
Si pensaba que iba a ser fácil estaba muy muy equivocada, no tenía ni idea de todo lo que me iba a venir.
 
 

2 comentarios:

  1. Siempre confie en ti como madre. Enhorabuena por este gesto precioso.

    ResponderEliminar
  2. Que bonito blog, no sabes cómo me siento identificada contigo. Yo también tengo un "garbanzote" de un añito que nos ha cambiado la vida, pero que a veces también nos ha puesto las cosas muy difíciles... Pero igualmente repetería sin duda!! No dejes de escribir, tu blog engancha!! Ya casi leí todas tus entradas!! ;)

    ResponderEliminar