viernes, 30 de mayo de 2014

Comprando Cositas y Cosotas

Garbancita iba a llegar en breve, así que era hora de empezar a preparar cositas.

Lo primero fue el carro. No sabíamos ni por donde empezar, recuerdo que fui a una tienda de niños y le dije al dependiente: "yo quiero un carro pero no tengo ni idea", el dependiente me miró con cara de póker, pero era la verdad, no tenía ni idea de qué debían llevar los carros, cómo tenían que ser y qué piezas llevar.

Así que decidimos informarnos un poco, leímos sobre el tema y preguntamos. Preguntamos a muchas amigas que ya habían tenido niños. Por la información obtenida dedujimos que tenía que pesar poco, plegarse bien y llevar tres piezas. Así que volvimos otra vez a la tienda, esta vez a El Corte Inglés. Creo que el dependiente no se va a olvidar nunca de nosotros...

Elegimos un bugaboo, para mí uno de los más caros que hay en el mercado con diferencia y que encima sólo trae dos piezas, pero me pareció que era el que menos pesaba, y para mí que no tengo fuerza ninguna, era lo más adecuado. No contentos con elegir ese carro, elegimos una edición limitada (Bugaboo Sáhara). A día de hoy volvería a comprar un bugaboo porque es muy ligero pero nunca una edición limitada.
 
 
Pobrecitos de aquellos de El Corte Inglés cuando nos llamaron para decirnos que teníamos que elegir otro carro porque el nuestro se había perdido. ¡Un carro de mil y pico de euros de la noche a la mañana se había perdido!, sin más explicaciones. Yo soy muy pacífica y demasiado empática, así que les dije que me pasaría a elegir otro modelo.

Pero en casa hablándolo con Luisín decidimos que no era justo, habíamos reservado el carro hacía unos tres meses y si lo habían perdido era porque lo habrían vendido. Así que fuimos a hablar con los responsables, nos costó varias visitas al centro y varias llamadas pero al final conseguimos nuestro carro y unas disculpas de El Corte Inglés, que evidentemente nos habían mentido.
 
Otra de las cosas que nos recomendaron que compráramos fue la hamaca, porque dicen que a los bebés les gusta mucho estar ahí, se mueve y se duermen. Eso dicen porque yo no he podido verlo.

Por suerte mi amiga Bea tuvo una niña (Valeria) un año antes, y  tenía muchas cosas que me pudo prestar, ¡menos mal! porque de verdad que los padres primerizos pecamos de pardillos muchas veces, primero porque no sabemos lo que realmente nos hace falta y segundo porque han sacado para los bebés todo tipo de aparatos y cacharros inútiles que no valen para nada pero que en las tiendas, cuando no sabemos de qué va la cosa, nos convencen de que realmente lo necesitamos y nuestro bebé no vivirá igual sin el cacharro de turno.

Así que Bea me dejó la hamaca, la minicuna y mucha ropa que me vino genial, porque ya os contaré pero mi Garbancita nació muy especial, así que este ahorro nos fue muy bien. Gracias Bea.

Recuerdo una vez que estaba en una sala de espera, la niña tenía un mes, entró un papá con su hija de un año, traía una bolsa de mano con las cosas de la niña, yo no paraba de mirarle porque mi hija tenía un mes y yo llevaba casi media casa con sus cosas, el carro, el bolso con pañales y bodys, el chupetero, la mantita por si tenía frío, las toallitas, la sombrilla porque era verano y había sol, pues eso media casa. Yo no paraba de pensar: "con lo pequeños que son, que no abultan nada y lo que necesitan".
 
¡¡Realmente para los primeros meses de vida te tienes que dejar un pastón!! Necesitan de todo para todo, para ir en el coche, para dormir, para salir a la calle, para el baño, para vestirse, pobrecitos, y realmente estas cosas sólo te valen para unos meses, porque a medida que el niño crece tienes que ir cambiando.
 
Si tenéis amigos o familiares cercanos que os puedan dejar cosas, no lo desaprovechéis porque necesitas un sueldo sólo para los primeros meses del bebé, y están las cosas como para gastar...

miércoles, 21 de mayo de 2014

Preparación al parto. Parte II y última.

Pues como os conté en la entrada anterior, las clases consistían en una parte teórica, la cual se me hizo muy muy dura, y no me resolvió ninguna de las dudas que yo tenía, y una parte práctica.
 
Si la parte teórica era aburrida, no os cuento cómo era la parte práctica, me pasaba la media hora mirando cómo pasaban los minutos deseando que acabara.
 
Pues una vez salíamos de la sala de los años 90 con sus muñecas y su proyector de diapositivas, pasábamos al gimnasio que lo llamaban ellos.
 
El gimnasio era una sala compuesta por diez colchonetas pequeñas distribuidas en el suelo en dos filas de color verde oscuro claro, unos posters de publicidad de productos infantiles de los años 80 que decoraban las paredes, los posters del año 2000 no los habrían recibido, y una terracita cerrada con dos bancos que era donde nosotras nos podíamos cambiar de ropa. Vamos todo acorde con la sala anterior.
 
El primer día fui con unas mallas y una camiseta, por supuesto cambiada ya de casa, allí en la sala no teníamos espacio para cambiarnos todas. Y me habían dicho ropa muy deportiva así que yo hice caso.
 
Mi primera sorpresa fue cuando nos dijeron que las parejas tenían que irse fuera, yo pensé "pero si él va a ser el que se acuerde de cómo hacer las respiraciones, ¿cómo se va a ir fuera?". Pues sí allí entrábamos nosotras solitas cual ovejas en un redil.
 
Nos quitábamos los zapatos y nos tumbábamos en las colchonetas, luego venía una matrona que se sentaba en una silla en frente de nosotras y desde la silla nos hacía un calentamiento, el cual nunca supe para qué era, y para finalizar las clases nos enseñaba cómo debíamos respirar con las contracciones, sin éstas y durante éstas, para ello sólo empleaba un dedo, el cual subía mientras decía "inspira" y bajaba mientras decía "espira" y así nos pasábamos un cuarto de hora. Yo no podía dejar de pensar "el día que yo esté de parto, ¿me voy a acordar de lo que tengo que hacer en cada momento? ¿Voy a saber cuándo me viene la contracción y cuándo es durante?" Y lo que me temía, ¡llegado el momento no me acordaba de nada! ¡Si ya decía yo que era importante que las parejas estuvieran mientras las clases!
 
Bueno y antes de terminar este relato, os quiero contar lo que me pasó el día que tuve que ir al baño allí en las clases. Claro cuanto más avanzado va el embarazo más necesidad de hacer pis tienes, además continuamente.
 
Pues un día que no me aguantaba más fui al baño y cuándo entré allí fue como entrar en un capítulo de "Cuéntame". El alicatado era color verde agua con un estampado típico de aquella época, había una bañera que no llegaba a ser completa, era la mitad de las bañeras que hay ahora. El lavabo de loza blanco y su tapón con cadena de bolitas, y la taza del wáter también de loza blanca con cisterna de esas que van pegadas al techo y cadena con pera para tirar. Vamos tenía la sensación de estar en el baño de la casa de mis abuelas. Aquello me pareció tan particular que hasta me resultó entrañable aquel regreso a mi infancia.
 
 


 
Conclusión de las clases de preparación al parto: no me sirvieron para nada, pero bueno yo fui, a día de hoy yo creo que el temario de estas clases lo cambiaría completamente porque cuando garbancita vio la luz, me desbordó la situación. Yo había leído y me había informado mucho pero realmente nadie te dice las cosas cómo son realmente. Creo que yo podría ayudar a muchas mamás primerizas.

miércoles, 14 de mayo de 2014

Clases de preparación al parto. Parte I

Cuando me dijeron que era conveniente ir a las clases de preparación al parto, me pareció una idea genial. Cuando se acercaba la fecha y ya empezaba a hacer calor ya no me parecía tan genial, pero aún así decidí que lo mejor era ir por si acaso.
 
Empecé a ir cuando ya estaba en la semana 28 de embarazo, era mayo y la hora a la que podía ir era a las 17.00 de la tarde, así que imaginaos una día de mayo con todo el calor y a las 16.45 de la tarde dando vueltas por Madrid, primero para localizar el sitio, que estaba súper escondido, y luego para conseguir aparcar, cosa que en esta ciudad es algo complicado.
 
Ya superadas estas pruebas, entro en un jardincito que estaba muy bien cuidado que me lleva a un edificio recién reformado, bueno lo estaban reformando en esos momentos, y lo estaban poniendo todo a la última. Así que pensé, "bueno pues las clases tienen que ser también a la última viendo la entrada y el edificio", no tenía ningún tipo de relación, pero yo me hice ilusiones...
 
Pues entro en la consulta, la recepción bien, una recepción normal con unas chicas muy amables, la consulta amplia, tenía hasta su zona de gimnasia (o eso creía yo), pero mi sorpresa llega cuando entro en la sala de las clases, ¡ay cuando vi aquella sala! retrocedí 30 años en el tiempo. Era oscura, las persianas no funcionaban, los asientos eran incomodísimos, o yo no sabía cómo sentarme, las muñecas eran de cuando yo era pequeña, no las habían actualizado, había una enciclopedia que yo usaba para hacer mis trabajos del cole cuando no existía internet, había cintas de vídeo VHS con su correspondiente reproductor, el aparato de aire acondicionado debía ser de los primeros que salieron, allá por el 1990, y lo mejor, lo que casi me da algo cuando vi aquello funcionar, el proyector de diapositivas.
 
 
¡¡Había un reproductor de diapositivas!!!! algo que yo no había vuelto a ver desde que había estudiado 8º de EGB. Estaba claro que la sala había quedado congelada en el tiempo, no habían actualizado nada de nada, así que pensé: ¡madre mía, cómo serán las clases!
 
 

 
 
Y no me equivoqué, cuando ya estábamos casi todas las parejas sentadas en aquella sala, apareció un señor muy muy mayor, bajito, calvo, con gafas, que en pleno mes de mayo llevaba pantalones de pana fina y el cual no tenía muy clara la poca tecnología de aquella sala.
 
Yo pensé: pues este señor nos presentará a la matrona que nos va a dar las clases... ilusa de mí. Ese señor era ginecólogo y fue el que nos dio las clases. Yo no tengo nada en contra de este pobre señor, lo hizo lo mejor que pudo, pero al igual que la sala, él también se había quedado anclado en unos cuantos años atrás.
 
No dudo para nada de su experiencia y sus conocimientos, pero no sabía transmitirlos, utilizaba un tono lineal que daban ganas de dormirse (si no fuera porque estábamos asados de calor), empezó por conceptos que a la hora de ser padres no eran muy adecuados a mi parecer, como por ejemplo, porqué los perros van a cuatro patas y nosotros a dos.... En fin...
 
Yo veía a toda la gente de mi alrededor escribiendo y tomando apuntes, y pensaba, pero esto "¿en serio nos va a valer para cuando tengamos un hijo?" me sentía totalmente fuera de lugar. Aún así pensé que aquello era sólo la primera clase, que ya mejoraría, así que decidí ir a las siguientes clases...
 
Pero eso os lo cuento en otro capítulo para no aburriros... jajaja.

miércoles, 7 de mayo de 2014

¡Mis siete meses, ya iba pesando!

En esta época mi barriga había crecido mucho, ya estaba en el tercer trimestre! Me costaba vestirme por la parte de arriba, todas las camisetas me quedaban cortas y ni que decir si tenía que ir a algún evento eso ya era imposible...

En estos siete meses de embarazo también me fui de despedida, ¡hala cogimos garbancita y yo y nos fuimos a una súper fiesta con mis amigas! nos lo pasamos genial, pero los kilos de más ya iban pesando, así que a las tres de la madrugada ya tuvimos que retirarnos.



Nos fuimos al hotel a dormir porque no podíamos más, me dolían las piernas, la espalda y la ciática estaba empezando a hacer sus primeras apariciones. Me acompañaron dos amigas que dormíamos juntas en la misma habitación. Pobrecitas, como aguantaron mis ronquidos toda la noche, es que mi nariz ya estaba súper taponada, parecía que estaba acatarrada continuamente así que dormir lo que se dice dormir sin roncar, me costaba mucho y sin contar la de vueltas que daba porque no era capaz de coger una posición, garbancita se me clavaba en todos lados.

Ya en estas fechas nos pusimos las pilas para ir preparando la llegada de garbancita, fuimos a elegir el carro, la cuna, la mini cuna, la ropita para salir del hospital, y así muchas cosas más. Madre mía, espero que la gente que lea mi blog le ayude a no pecar de pardillos como nos pasó a nosotros, con la cosa de que somos padres primerizos en cuanto vas a alguna tienda te lo venden todo y a ti todo te parece bien porque todo te parece útil.

A día de hoy no hubiera comprado ni la mitad de las cosas que compré. Con tener el carro, la cuna o mini cuna, el vigila bebés, algunos bodys si es verano, pijamas si es invierno, y todo lo necesario para el baño ( toallas, jabón, champú, esponja suave, tijeras para bebés y saca mocos) lo demás se va viendo sobre la marcha.

Pero claro te hace tanta ilusión comprar cositas para recibir de la mejor manera a la garbancita que todo te parece poco.