martes, 7 de febrero de 2017

Es Duro Ser Madre con los tiempos que corren...

Pues Garbancito ya tiene los tres meses, yo estaba deseando que llegaran, porque os aseguro que el primer mes para mí ha sido horrible horrible, imposible de describir todo lo que he sentido.

Llegando el segundo mes Garbancito se empezó a regular, más o menos, no deja de ser un bebé, que a veces le cuesta dormir, que quiere brazos, que necesita a mamá y a papá... y que aún extraña todo lo que le rodea pero que por suerte poco a poco nos vamos conociendo.

Tengo que reconocer que por lo menos Garbancito durante el segundo mes me lo puso fácil para descansar, porque aguantaba (y espero que vaya a mejor) casi seis horas seguidas por la noche, y eso por lo menos hace que se lleve de otra manera.

De todas formas creo que el trabajo de ama de casa y madre está súper infravalorado, y hoy más que nunca me doy cuenta de que las madres tienen superpoderes, hacen maravillas para llegar a todo, y nadie nadie valora ese esfuerzo! 

Un día solo, solo un día le daba yo a Rajoy para experimentar lo que es estar en casa con un bebé colgado del pecho, haciendo comidas, limpiando la casa, planchando las montañas de ropa que se acumulan, pendiente del otro niño que sale del cole, que el bebé llora, que no hay ascensor en casa y tienes que bajar las escaleras con el bebé y el carro, que llegas al cole agotada y encima el mayor que sale del cole sale con mocos y con ganas de mimos, que llegas a casa y sigues sola, pendiente de dos seres que lo único que quieren es tu atención, que llega la hora de los baños, que el bebé llora, que el mayor no se quiere bañar y tienes que correr por toda la casa con el bebé colgado para que el mayor se meta en la ducha, que solo tienes dos manos y hay que hacer cenas, y tender una lavadora que acaba de terminar, que haces malabares pero ni así eres capaz... solo un día así le daba, y estoy segura que desde ese momento sería uno de los trabajos más valorados... Pero cuando no se vive no se sabe por mucho que te cuenten.

Y esto sin trabajar fuera de casa, encima suma que si tenemos que trabajar fuera de casa hay que hacer lo de fuera y lo de dentro, y alguien lo valora? de verdad? es súper injusto que no esté reconocido y que cada vez se hable más de conciliación y den menos opciones para ello. ¿De verdad que nadie va a hacer nada?

Hace poco conocí a un grupo de madres, y gracias a ellas he aprendido a sentirme más afortunada, porque lo que a mí me parecía que solo me pasa a mí me doy cuenta que nos pasa a todas las madres, los bebés no dejan de ser bebés, y a veces se puede hacer todo y otras no, y a veces te desesperas, pero otras veces das gracias a la vida por lo que tienes, que hay días que ni comemos porque el bebé sólo quiere brazos, que no nos dan ayudas para conciliar, que los sueldos cada vez son peores, que si el niño tiene fiebre, tienes que trabajar y no tienes a nadie que te eche una mano tienes que llevar al niño a la guarde con toda la pena, y encima llegar al trabajo y poner buena cara, que la mayoría de las veces los maridos intentan ayudar pero seguimos viviendo en una generación machista donde es la mujer la que se encarga de casi todo, que con lo bien que funciona la sanidad pública cada vez tenemos que comprar más vacunas, y que si el niño tiene fiebre no le puedes llevar hasta que esté casi convulsionando porque no se considera grave, que para todas las madres las noches son muy cortas y los días largos pero aún así no nos dan las horas para todo.... y así podría seguir y seguir....

De verdad que es muy muy difícil pero a la vez gratificante, porque solo con una sonrisa de esas sin dientes te alegran la vida, o con un abrazo fuerte y un te quiero mamá estás feliz todo el día... sólo por ellos todo merece la pena.

El otro día leí la entrevista a Samantha Villar acerca de la maternidad y en la que ella afirmaba que te quita calidad de vida y me hizo plantearme muchas cosas, es verdad te quita calidad de vida, duermes menos, comes mal, a todos sitios vas corriendo, te olvidas de ti, sólo vives por ellos.... ¿pero por qué Samantha no habla también de lo bueno? Desde mi punto de vista y mis vivencias hasta el día de hoy creo que tener un hijo es conocer el amor verdadero y que toda mujer debería, si puede, pasar por esta experiencia.

Bueno que me lío que lo que os quería contar es que espero que Garbancito siga durmiendo bien y que luego el día a día lo llevemos como mejor podamos, porque hay días de verdad que no me dan las manos ni las fuerzas, pero todo el rato pienso que es pasajero y que hay que disfrutar de cada momento porque si no al final nos quedamos anclados en el pasado y vivimos en el futuro sin darnos cuenta que hay que vivir el presente, que el mañana ya llegará.

miércoles, 11 de enero de 2017

Primer mes como bimadre = Caos Total

Pues Garbancito lleva con nosotros exactamente dos meses y una semana, y ya no recuerdo como era mi vida sin él.

El primer mes en casa fue un caos, ya es un caos con un bebé solo cuanto más con una niña y un bebé, a día de hoy sigo preguntándome cómo hacían antes para criar a tantos hijos, me parece una tarea más que complicada.

Garbancita fue al hospital para conocer a su hermanito, ya la primera vez que lo vio, le pegó dos veces, en ese momento pensé "madre mía la que me espera", pero eso no era nada para lo que luego me esperaba...

Las primeras noches en el hospital Garbancito fue un santo, sólo comía y dormía, además en su cuna sin brazos ni nada, él solito.

Fue llegar a casa y empezar a tener unas noches horribles. Por el día más o menos lo pasaba bien pero llegaban las 23.00 de la noche y empezaba a llorar y llorar y llorar, no había consuelo para él de ninguna forma, y sobre las 5 de la madrugada se callaba, ese sonido se me metió tan dentro de la cabeza que no podía dormir nunca, le oía a todas horas. Y después de pasarte la noche en vela intentando tranquilizarlo, levanta a Garbancita a las 8.00 para ir al cole, era una zombi total. No me enteraba de nada.

Tenía tanto tanto miedo, estaba tan atemorizada con que Garbancito no fuera como Garbancita de bebé que empecé a sufrir ataques de pánico cada vez que le escuchaba llorar, me temblaba todo el cuerpo y me quedaba sin respiración, algo horrible, que no sé cómo explicaros, porque no me había pasado nunca.

No tenía fuerzas para nada, estaba todo el día agotada, no era persona, no me enteraba de nada de lo que pasaba a mi alrededor porque estaba volcada en Garbancito y en que no llegaran las 23.00 de la noche. He de reconocer que tenía tal estado de nervios que a Garbancita la dejé un poco de lado (pobrecita mía) no tenia tiempo para atenderla, y para colmo me sentía súper culpable por ella y por él. La situación me sobre pasó, no me sentía a la altura de las circunstancias.

No entendía cómo yo con lo tranquila que estaba ya, se me había ocurrido traer otro niño al mundo, no entendía cómo había podido hacer eso a Garbancita, y por otro lado me sentía súper culpable de no tener el vínculo que debería tener con Garbancita, mi cabeza no era capaz de asimilar lo que estaba pasando. Quería que todo aquello no estuviera pasando porque no me sentía a la altura.

Ante la desesperada situación de no pegar ojo ni de noche ni de día (cosas de las que ya me había más que olvidado) llevamos a Garbancito a la famosa Clínica Vass que ya me ayudó tanto con Garbancita, era la única solución que se nos ocurría y allí nos dieron la solución, Garbancito tenía un problema grande de reflujo, cada vez que comía se le subía la leche con los jugos gástricos a la garganta y eso le quemaba. Al parecer es un problema común por inmadurez de su sistema digestivo, nos dieron varias soluciones pero acto seguido nos fuimos a nuestro pediatra de confianza y le contamos lo que nos pasaba, nos dio una medicación y nos recomendó un tipo de leche.

Al día siguiente empezamos con el tratamiento y he de decir que Grabancito mejoró, no es una cosa que se quite de la noche a la mañana pero sí sus ataques de llanto empezaron a ser más cortos.


miércoles, 7 de diciembre de 2016

Bienvenido Garbancito

Pues aquí estoy de nuevo, esta vez para dar la Bienvenida a Garbancito, sí así es, Garbancito ya está entre nosotros, hace aproximadamente un mes.

Se adelantó unos días, parece ser que tenía ganas de venir al mundo, aunque le está costando un poco adaptarse.

La ginecóloga ya me advirtió que no iba a aguantar hasta el día previsto para salir de cuentas, así que me pasé tres semanas pensando que en cualquier momento me ponía de parto, porque aunque no lo creáis, yo ya no me acordaba de cómo eran los dolores. Y dolores tenía todos los días pero no sabía si eran contracciones o qué eran. 

Una madrugada a las 6.00 de la mañana empecé con dolores muy fuertes, pero esos mismos tenía casi todas las noches, así que no le di más importancia. Pero me coincidió que justo ese día tenía consulta en monitores y con la ginecóloga así que si eran contracciones ya me lo dirían. Luisín que no se fía mucho de mí, me dijo, eso son contracciones, prepara la bolsa para el hospital porque nos quedamos allí. Y yo mirándole con cara de incrédula.

En monitores salió que tenía contracciones fuertes, sí sí y yo era consciente de ello, pero no pensé que como para ponerme de parto. Fui a la consulta y la gine me dijo que estaba de parto, que ya me tenía que quedar ingresada. No me lo podía creer! había tenido mucho miedo a que llegara ese día porque me sentía incapaz de dar a luz... no sé por qué, pero toda la tranquilidad que tuve ante el parto de Garbancita con este se me convirtió en miedo, mucho miedo.

Pues sí estaba de parto, ingresé y empezaron las contracciones cada vez más fuertes! Dios yo no me acordaba ya de esos dolores, qué dolores, si hasta me mareaba. Pero estaba dilatada de poco y no me podían poner la epidural!Así que como pude y con la ayuda de Luisín y mi madre aguanté los dolores como pude! qué horas tan horribles.

Por fin llegaron los 4 cm de dilatación, ya venía por fin la ansiada epidural, y así fue. Tuve algún problemilla que otro hasta que me la pusieron (no es fácil estarse quieta cuando te viene la contracción) pero una vez hizo su efecto yo estaba como una rosa. Perfecta. Garbancito no tanto, al parecer las contracciones eran tan fuertes que él entró en bradicardia (algo así como que se le ralentizó mucho el corazón) me tuvieron más de una hora hasta que consiguieron estabilizarme, pero una vez resuelto el problema, y ya por fin tranquila, era cuestión de esperar a que rompiera aguas (la bolsa), pero ya me daba igual esperar lo que hiciera falta, ya no tenía dolor y estaba animada.

Sobre las 20.00h de la tarde vino la ginecóloga a verme y decidió que me iba a romper la bolsa porque la dilatación iba bastante bien, una vez rota creo que Garbancito tardó dos minutos en asomar casi la cabeza, así que me bajaron rápido al paritario, y mientras me colocaban ya avisó la ginecóloga para que avisaran a Luisín que le estaban cambiando de ropa, porque Garbancito venía sin esperarle. Tuve que empujar una vez, una, y Garbancito salió solo. Qué momento tan emocionante ese de coger a tu hijo y ponerlo encima de ti, es algo tan inexplicable... me encantaría que todo el mundo pudiera vivir esa emoción, ese sentimiento, esa circunstancia...

Así que a las 21.25 de la noche Garbancito ya estaba en nuestro mundo. Nos convertíamos en bipadres y Garbancita en la hermana mayor, ardua tarea la que nos queda por delante.

Había pasado la segunda fase, la primera el embarazo, la segunda el parto, ahora quedaba recuperarse del parto, adaptarnos al nuevo miembro de la familia, y lo más difícil, la adaptación de Garbancito a este mundo completamente nuevo para él.

La cabecita de Garbancito me desgarró un poco y me tuvieron que dar varios puntos pero aquí sí que tengo que decir que la experiencia es un grado, ese dolor lo he llevado mucho mejor que la otra vez. Por suerte. 

Los entuertos, que ni me acordaban de que existían, han sido horribles, y eso sí que lo he llevado bastante peor. 

Madre mía, nadie que no haya pasado por esto, sabe el esfuerzo que conlleva un parto y cómo se queda el cuerpo de una mujer, estás hecha polvo varios días, no puedes con tu vida y para colmo se te junta con la revolución de hormonas que tienes y con la adaptación a la nueva situación....

Por eso tengo que dar la ENHORABUENA a todas esas mujeres que traen hijos al mundo porque no está para nada reconocido el esfuerzo que hacen y lo valientes que son.

Y de nuevo tengo que decir BIENVENIDO GARBANCITO, ya estamos la familia al completo.

miércoles, 7 de septiembre de 2016

Esperando A Garbancito

Pues sí, como leéis en el título y casi todos ya sabéis estamos esperando la llegada de un nuevo miembro a la familia, y en esta ocasión es un Garbancito.

Si tengo que decir la verdad es algo que me está costando mucho asimilar, Garbancita es muy pequeña aún y después de un verano en el pueblo está inmanejable, me siento un poco desbordada con la situación.

Siempre  quisimos que Garbancita tuviera un hermano o una hermana, no queríamos dejarla sola, pero hay que reconocer que con las facilidades que nos dan para conciliar, que son ninguna, es muy difícil tomar esta decisión, pero mientras la tomábamos o no, vino Garbancito, así sin más. De repente un día empecé a encontrarme mal, con unos cambios de humor brutales, siempre revuelta y vomitando cada dos por tres, en ningún momento lo achaqué a un embarazo, vamos ni imaginarlo, pero fue Luisín el que decidió que me tenía que hacer el test de embarazo, así que cuando vi que eso daba positivo me quedé bloqueada, no sabía si reír o llorar.

Yo que tengo demasiada capacidad de anticipación me puse a pensar en la vida con dos, ay ay ay, tuve que dejar de pensarlo porque me agobié tanto.... Por otro lado sé que Garbancita es lo mejor que me ha pasado en la vida, por qué no iba a ser igual con Garbancito... pero ahí apareció mi demonio para recordarme cómo pasé los dos primeros años de Garbancita, me quedé sin vida y estaba siempre sufriendo porque la veía a ella sufrir, así que entre pensamiento y pensamiento apareció Luisín con su positivismo para recordarme que si habíamos podido los dos solos y con todas las adversidades tirar para adelante con Garbancita nos iba a pasar con Garbancito, que de todo se sale y que los niños no son siempre iguales aparte de que ahora ya contamos con la experiencia.

Así que aquí estamos esperando la llegada del nuevo miembro, con ilusión, con miedo, con ansiedad, con expectación con muchos sentimientos porque tener un hijo es algo que no se explica porque no se puede hasta que no se vive.

Garbancita está a la espera también muy contenta porque va a tener un hermanito pero ya veremos cuando venga el hermanito qué pasa, porque ella de repente va a perder todo su protagonismo y no sé si eso lo va a saber llevar. Creo que se nos avecina tormenta.

Así que nada en breve os empezaré a contar la experiencia de ser una bimadre, si es que tengo algo de tiempo porque si entre el trabajo la casa y la niña no tengo tiempo de nada, con un miembro más no sé cómo va a ser... Sólo pido tranquilidad que la vida me de tranquilidad.

jueves, 19 de mayo de 2016

Las Consecuencias de un diagnóstico tardío

Pues como os decía una vez que sabíamos lo que tenía Garbancita estábamos felices, fue un poco caos el primer mes, nos pasábamos horas en el súper seleccionando lo que podía comer y lo que no, tuvimos que buscar nuevos alimentos para sus comidas, ingeniarnos técnicas para cuando salíamos y estaba con otros niños para que no se sintiera diferente... en fin, un caos pero con la fuerza de la rutina y mucho leer y buscar más o menos lo llevamos...

El problema real y el que aún arrastramos es en la psicomotricidad que tiene Garbancita. Justo cuando ella se había soltado a andar fue cuando la ingresaron y en ese mes ella perdió toda la masa muscular y olvidó casi andar, con lo cual, al salir del hospital ella tuvo que empezar prácticamente de cero a aprender andar. En un principio no le dimos importancia, sólo nos preocupaba que ella por fin estuviera bien. Pero cuando ella cumplió los dos años, nos dimos cuenta que tenía un retraso grande en ese sentido, es decir, ella andaba y siempre con los brazos abiertos porque no tenía equilibrio, con dos años no corría, no subía escaleras y nunca quería jugar si había muchos niños por miedo a que la tiraran al suelo.

Mal hecho por nuestra parte, pero cuando empezamos a comparar a Garbancita con el resto de niños decidimos que teníamos que hacer algo porque es verdad que ella iba con un retraso con respecto a los niños de su edad.

La profe de la guarde también nos advirtió de que a Garbancita le pasaba algo, nos contó que ella nunca quería salir al patio con los demás niños, que cuando hacían ejercicios de subir tipo al tobogán o algo de eso ella nunca lo quería hacer y que lloraba. Me dijo que podría ser que no fuera nada pero que ella estaba un poco menos ágil que el resto y que eso le podía estar afectando en su autoestima (para mí una de las cosas más importantes en la vida). Ya con esto me entraron los nervios y los agobios.

Para variar la llevé al médico, a su pediatra, y claro, una vez más, la niña no tenía problemas, nos dijo que antes o después la niña espabilaría... 

Nosotros por nuestra cuenta seguimos investigando y así fue como dimos con Aleka, un centro de fisioterapia infantil. Paula la dueña es amiga de una compañera mía de trabajo, y me dijo que probara que por llevarla no perdía nada. Así que pedimos cita y la llevamos.

Paula la hizo un estudio bastante largo en el que vio cómo se movía y se desenvolvía ella con obstáculos y determinó que Garbancita es muy prudente, es decir, ella no se lanza a hacer nada por miedo (en eso es igualita igualita que su madre, ya os lo contaré pero la personalidad de Garbancita es exactamente igual que la mía, ayyyy con lo que deseé que fuera como la de su padre). Y también le diagnosticó un retraso psicomotriz con respecto a los niños de su edad porque evidentemente había empezado a andar muy tarde y su masa muscular no estaba desarrollada. Otro palo más.

Paula nos explicó que había un tratamiento que la podía ayudar, y esto era llevarla todas las semanas una hora a la clínica para que ella realizara una serie de ejercicios y así aprendiera a soltarse. Como comprenderéis esto costaba un dinero pero antes de que le afectara a su autoestima nosotros íbamos a hacer lo que estuviera de nuestra mano.

Yo por mis horarios de trabajo no pude acompañarla casi pero Luisín como buen padre iba todas las semanas y sacrificaba lo que fuera necesario para llevarla. Estuvo yendo tres meses, los tres meses que nos permitieron nuestros horarios de trabajo porque mi horario es muy malo y me era imposible ir (como ya os he dicho)y a los tres meses a Luisín le cambiaron el suyo así que con la soledad que tenemos en Madrid (somos los dos solos para todo) no pudimos seguir llevándola.

Tengo que decir que Garbancita ha mejorado mucho aunque aún se la nota insegura para muchas cosas, pero ella se siente más ágil y se atreve a muchas cosas y eso le hace sentir mejor con lo cual en algo la hemos ayudado. Nos encantaría el día de mañana retomar este tipo de clases para ella, pero hay que reconocer que todo es un dineral y que no recibimos ayuda de ningún tipo. Para que luego en mi trabajo tenga que escuchar frases como: "qué injusto que tú te desgraves menos en hacienda por tener una hija, cuando eso lo has elegido tú..."

En fin... No comments.

jueves, 31 de marzo de 2016

Febrero 2015, Segunda Parte

Bueno pues como os decía rogamos que le hicieran las pruebas de la alergia a la proteína de leche de vaca, nos costó mucho de verdad, no entiendo como algo de esto no lo hacen con más rapidez y hay que rogarlo tanto, de verdad.

Bueno pues se las hicieron y nos mandaron para casa con el diagnóstico de intestino contaminado... en fin. El caso es que nos fuimos para casa y allí procuramos que ella llevara una dieta blanda para que pudiera recuperar todo lo que había perdido de fuerzas, de peso y demás.

Casualidades de la vida, nosotros seguíamos sin tener los resultados, un día como a las dos semanas de todo esto, acompañando a la abuela de Garbancita a la peluquería me encontré con que la peluquera que le iba a atender le comentaba a una clienta lo que había pasado con su hija de pequeña porque la niña no comía y tuvo que rogar en varias ocasiones que le hicieran varias pruebas y ante la negativa, se buscó un pediatra que fue el que curó a su hija. 

Así que yo, que estaba escuchando toda esa conversación y a pesar de mi timidez, le pregunté a la peluquera, ella me contó todo su calvario y ni que decir tiene le pedí el número de teléfono del pediatra.

Me faltó tiempo para llegar a casa y llamar por teléfono, me dieron cita muy rápido y allí fuimos los tres Luisín, Garbancita y yo. El pediatra Don Antonio Jesús Galindo Sánchez, nos atendió de maravilla, con un cariño y una paciencia, nosotros que estábamos desesperados le bombardeamos a preguntas y él con toda su tranquilidad trató de explicarnos todo y sobre todo trató de tranquilizarnos porque él nos dijo que sí o sí iba a buscar una solución.

Nos fuimos de allí ya con las pruebas de celiaquía, alergia a la proteína de la leche y una analítica general pedidas, además de que él habló con el laboratorio para que por favor aceleraran el proceso de los resultados todo lo que pudieran por la situación de Garbancita.

Al día siguiente, como un clavo, estábamos en los laboratorios, sitio donde nos atendieron también muy bien con mucha amabilidad y con mucha dulzura a Garbancita.

Todo esto nos parecía irreal, que de repente, después de tanto tiempo alguien se preocupara por todo lo que nos estaba pasando, que alguien nos escuchara y que encima intentara dar con la solución nos parecía un sueño.

Los resultados no tardaron ni tres días en llegar y por supuesto Garbancita tiene IPLV, es decir, es Intolerante a la Proteína de Leche de Vaca. Con todo lo que eso significa, para nosotros fue un verdadero descanso, de verdad, el tener una solución fue algo, no sé cómo explicarlo. De repente el corazón que siempre lo teníamos encogido, respiró.

Esa misma noche nosotros ya cambiamos la leche de vaca (la cual Garbancita no quería ni ver) por leche de soja. Fue su primera papilla con esa leche y no os hacéis una idea de lo bien que se la tomó y de lo bien que le sentó. Es más al día siguiente ella misma pidió más.

Al día siguiente ya empezamos a controlar su alimentación, cambiamos los yogures, leíamos todas las etiquetas, toda la carne era de carnicería nada envasado, las galletas todas del Mercadona que por suerte es de los pocos supermercados que se preocupa por estos temas, ... en fin, que si queréis os lo cuento en un post aparte. 

Pero que en cuestión de una semana Garbancita parecía otra, de verdad, mucho más alegre, risueña, tranquila, dormía incluso mejor. Fue de verdad un gran avance para nosotros, pero claro esta detección tan tardía tuvo y tiene sus consecuencias....

En el siguiente post, os cuento....

martes, 15 de marzo de 2016

Febrero de 2015

Aquí estoy de nuevo! ahora sí que sí quiero retomar el blog, he recibido tantos comentarios de mamis y tantos ánimos porque siga contando mi historia que allá voy. Sigo con la historia de Garbancita.

Ya os conté cómo después de 9 meses de sufrimiento le descubrieron una intolerancia a la lactosa, pero la cosa no se quedó ahí, la cosa continuó. Es verdad que Garbancita sin la lactosa iba mejor pero no quería ver un biberón ni en pintura. Así que nosotros con nuestra santa paciencia seguimos con las papillas durante meses.

En febrero de 2015, el año pasado, ella tenía 17 meses, y empezó a estar muy malita de la tripa, hacía unas cacas horribles, vomitaba todo lo que comía, estaba muy triste y apática. Ni que decir tiene que la llevamos al médico varias veces, tanto a urgencias como a su pediatra, donde nos decían que era una gastrioenteritis que en breve se le quitaría, que era muy normal en los niños que iban a guardería.

Recuerdo que una madrugada tuvimos que ir a urgencias porque ella no paraba de hacer caca, ahí decidimos llevarla por lo privado, y en la primera analítica que le hicieron decidieron dejarla ingresada porque no sabían lo que tenía y estaba deshidratada. Bueno no sé cómo habréis vivido esos momentos vosotros, pero a mí se me vino el mundo encima, pensar que la tenían que dejar ingresada tan pequeña porque sus padres no la habíamos hecho lo suficiente, o eso pensaba yo. Fue horrible y muy duro. Las lágrimas se me caían.

Los dos solos en Madrid con el hospital lejos de casa, tener que avisar al trabajo de la situación, turnarnos para estar cerca de ella y a la vez tener unos minutos para comer y ducharnos, fue durísimo porque era todo nuevo para nosotros y todo un descontrol.

Estuvo tres días ingresada a base de suero mientras le hacían pruebas y perrerías, llegaron a pincharla hasta cinco veces porque no eran capaces de hacerlo bien a la primera. Recuerdo que en una de estas, Luisín se encaró con la enfermera y le pidió por favor que pusiera un poco de cuidado porque Garbancita tenía ya los brazos, las manos y las muñecas llenas de pinchazos, a lo que la enfermera le respondió que con esa actitud iba mal por la vida. Imaginaos nuestra cara...

Cómo os digo a los tres días le dieron el alta, porque al estar a base de suero ella ni vomitaba ni hacía caca con lo cuál decidieron que ya estaba curada.

Estuvimos un día en casa y a la noche siguiente tuvimos que volver al hospital porque ella estaba igual, cada vez que comía algo sólido o bebía algo vomitaba sin parar y tenía una diarrea exagerada. En urgencias avisamos de que habíamos estado justo hacía un día y nada más ver como estaba la niña decidieron que lo mejor era volver a ingresarla.

Otra vez a pincharla para cogerle una vía, a sufrir porque ella pobre quería moverse pero con el brazo así era imposible, a empezar a hacerle pruebas... en fin un horror. 



En esta ocasión pedimos que por favor la viera alguien de digestivo ya que para nosotros, padres, nos parecía raro que fuera una gastrioenteritis después de tantos días y que ella no mejorara. Nos dijeron que el protocolo decía que hasta que no pasaran 20 días en los que Garbancita siguiera sin mejorar no podían avisar a nadie de digestivo, con lo cual teníamos que esperar a que pasaran esos 20 días. Lo veis lógico? un bebé de 17 meses sin comer, sin moverse de la cama, sin reír, sin jugar,... enganchada un suero 24 horas durante días, lo veis normal?

Ni que decir tiene que Luisín puso el grito en el cielo y removió el cielo y la tierra para buscar una solución porque no podíamos seguir viendo sufrir a Garbancita sin una solución.

Conseguimos después de mucha lucha que el de digestivo viniera a verla antes de lo que marcaba el protocolo, le hizo varias pruebas de las cuales concluyó que Garbancita tenía una contaminación intestinal (no llegamos a entender que era) y con lo cual colón irritable. Con 17 meses colón irritable? no dábamos crédito... pedimos por activa y por pasiva que le hicieran las pruebas de la alergia a la leche de vaca y al gluten, nos costó lo nuestro pero se las hicieron....

Y continuará....