martes, 7 de febrero de 2017

Es Duro Ser Madre con los tiempos que corren...

Pues Garbancito ya tiene los tres meses, yo estaba deseando que llegaran, porque os aseguro que el primer mes para mí ha sido horrible horrible, imposible de describir todo lo que he sentido.

Llegando el segundo mes Garbancito se empezó a regular, más o menos, no deja de ser un bebé, que a veces le cuesta dormir, que quiere brazos, que necesita a mamá y a papá... y que aún extraña todo lo que le rodea pero que por suerte poco a poco nos vamos conociendo.

Tengo que reconocer que por lo menos Garbancito durante el segundo mes me lo puso fácil para descansar, porque aguantaba (y espero que vaya a mejor) casi seis horas seguidas por la noche, y eso por lo menos hace que se lleve de otra manera.

De todas formas creo que el trabajo de ama de casa y madre está súper infravalorado, y hoy más que nunca me doy cuenta de que las madres tienen superpoderes, hacen maravillas para llegar a todo, y nadie nadie valora ese esfuerzo! 

Un día solo, solo un día le daba yo a Rajoy para experimentar lo que es estar en casa con un bebé colgado del pecho, haciendo comidas, limpiando la casa, planchando las montañas de ropa que se acumulan, pendiente del otro niño que sale del cole, que el bebé llora, que no hay ascensor en casa y tienes que bajar las escaleras con el bebé y el carro, que llegas al cole agotada y encima el mayor que sale del cole sale con mocos y con ganas de mimos, que llegas a casa y sigues sola, pendiente de dos seres que lo único que quieren es tu atención, que llega la hora de los baños, que el bebé llora, que el mayor no se quiere bañar y tienes que correr por toda la casa con el bebé colgado para que el mayor se meta en la ducha, que solo tienes dos manos y hay que hacer cenas, y tender una lavadora que acaba de terminar, que haces malabares pero ni así eres capaz... solo un día así le daba, y estoy segura que desde ese momento sería uno de los trabajos más valorados... Pero cuando no se vive no se sabe por mucho que te cuenten.

Y esto sin trabajar fuera de casa, encima suma que si tenemos que trabajar fuera de casa hay que hacer lo de fuera y lo de dentro, y alguien lo valora? de verdad? es súper injusto que no esté reconocido y que cada vez se hable más de conciliación y den menos opciones para ello. ¿De verdad que nadie va a hacer nada?

Hace poco conocí a un grupo de madres, y gracias a ellas he aprendido a sentirme más afortunada, porque lo que a mí me parecía que solo me pasa a mí me doy cuenta que nos pasa a todas las madres, los bebés no dejan de ser bebés, y a veces se puede hacer todo y otras no, y a veces te desesperas, pero otras veces das gracias a la vida por lo que tienes, que hay días que ni comemos porque el bebé sólo quiere brazos, que no nos dan ayudas para conciliar, que los sueldos cada vez son peores, que si el niño tiene fiebre, tienes que trabajar y no tienes a nadie que te eche una mano tienes que llevar al niño a la guarde con toda la pena, y encima llegar al trabajo y poner buena cara, que la mayoría de las veces los maridos intentan ayudar pero seguimos viviendo en una generación machista donde es la mujer la que se encarga de casi todo, que con lo bien que funciona la sanidad pública cada vez tenemos que comprar más vacunas, y que si el niño tiene fiebre no le puedes llevar hasta que esté casi convulsionando porque no se considera grave, que para todas las madres las noches son muy cortas y los días largos pero aún así no nos dan las horas para todo.... y así podría seguir y seguir....

De verdad que es muy muy difícil pero a la vez gratificante, porque solo con una sonrisa de esas sin dientes te alegran la vida, o con un abrazo fuerte y un te quiero mamá estás feliz todo el día... sólo por ellos todo merece la pena.

El otro día leí la entrevista a Samantha Villar acerca de la maternidad y en la que ella afirmaba que te quita calidad de vida y me hizo plantearme muchas cosas, es verdad te quita calidad de vida, duermes menos, comes mal, a todos sitios vas corriendo, te olvidas de ti, sólo vives por ellos.... ¿pero por qué Samantha no habla también de lo bueno? Desde mi punto de vista y mis vivencias hasta el día de hoy creo que tener un hijo es conocer el amor verdadero y que toda mujer debería, si puede, pasar por esta experiencia.

Bueno que me lío que lo que os quería contar es que espero que Garbancito siga durmiendo bien y que luego el día a día lo llevemos como mejor podamos, porque hay días de verdad que no me dan las manos ni las fuerzas, pero todo el rato pienso que es pasajero y que hay que disfrutar de cada momento porque si no al final nos quedamos anclados en el pasado y vivimos en el futuro sin darnos cuenta que hay que vivir el presente, que el mañana ya llegará.

miércoles, 11 de enero de 2017

Primer mes como bimadre = Caos Total

Pues Garbancito lleva con nosotros exactamente dos meses y una semana, y ya no recuerdo como era mi vida sin él.

El primer mes en casa fue un caos, ya es un caos con un bebé solo cuanto más con una niña y un bebé, a día de hoy sigo preguntándome cómo hacían antes para criar a tantos hijos, me parece una tarea más que complicada.

Garbancita fue al hospital para conocer a su hermanito, ya la primera vez que lo vio, le pegó dos veces, en ese momento pensé "madre mía la que me espera", pero eso no era nada para lo que luego me esperaba...

Las primeras noches en el hospital Garbancito fue un santo, sólo comía y dormía, además en su cuna sin brazos ni nada, él solito.

Fue llegar a casa y empezar a tener unas noches horribles. Por el día más o menos lo pasaba bien pero llegaban las 23.00 de la noche y empezaba a llorar y llorar y llorar, no había consuelo para él de ninguna forma, y sobre las 5 de la madrugada se callaba, ese sonido se me metió tan dentro de la cabeza que no podía dormir nunca, le oía a todas horas. Y después de pasarte la noche en vela intentando tranquilizarlo, levanta a Garbancita a las 8.00 para ir al cole, era una zombi total. No me enteraba de nada.

Tenía tanto tanto miedo, estaba tan atemorizada con que Garbancito no fuera como Garbancita de bebé que empecé a sufrir ataques de pánico cada vez que le escuchaba llorar, me temblaba todo el cuerpo y me quedaba sin respiración, algo horrible, que no sé cómo explicaros, porque no me había pasado nunca.

No tenía fuerzas para nada, estaba todo el día agotada, no era persona, no me enteraba de nada de lo que pasaba a mi alrededor porque estaba volcada en Garbancito y en que no llegaran las 23.00 de la noche. He de reconocer que tenía tal estado de nervios que a Garbancita la dejé un poco de lado (pobrecita mía) no tenia tiempo para atenderla, y para colmo me sentía súper culpable por ella y por él. La situación me sobre pasó, no me sentía a la altura de las circunstancias.

No entendía cómo yo con lo tranquila que estaba ya, se me había ocurrido traer otro niño al mundo, no entendía cómo había podido hacer eso a Garbancita, y por otro lado me sentía súper culpable de no tener el vínculo que debería tener con Garbancita, mi cabeza no era capaz de asimilar lo que estaba pasando. Quería que todo aquello no estuviera pasando porque no me sentía a la altura.

Ante la desesperada situación de no pegar ojo ni de noche ni de día (cosas de las que ya me había más que olvidado) llevamos a Garbancito a la famosa Clínica Vass que ya me ayudó tanto con Garbancita, era la única solución que se nos ocurría y allí nos dieron la solución, Garbancito tenía un problema grande de reflujo, cada vez que comía se le subía la leche con los jugos gástricos a la garganta y eso le quemaba. Al parecer es un problema común por inmadurez de su sistema digestivo, nos dieron varias soluciones pero acto seguido nos fuimos a nuestro pediatra de confianza y le contamos lo que nos pasaba, nos dio una medicación y nos recomendó un tipo de leche.

Al día siguiente empezamos con el tratamiento y he de decir que Grabancito mejoró, no es una cosa que se quite de la noche a la mañana pero sí sus ataques de llanto empezaron a ser más cortos.