jueves, 14 de mayo de 2015

Todo Lo Que He Aprendido


Siempre he pensado que nosotros como padres tenemos que ser el referente de nuestros hijos, debemos de ser las personas en las que se tienen que fijar para aprender, pero no sólo nosotros los enseñamos a desenvolverse en este mundo, ellos también nos enseñan muchas cosas y casi sin darnos cuenta.

Mi hija, Garbancita me ha enseñado mucho, más de lo que yo he podido enseñarle a ella hasta el día de hoy creo.

Desde que ella está en mi vida he aprendido a ser más positiva y verle el lado bueno a las cosas; da igual que tengas un día malo en el trabajo, al fin y al cabo tienes trabajo y cuando llegues a casa tendrás a esa personita que te hará carantoñas para que tú te olvides de todo lo malo.

Si un día no sale el sol, no pasa nada, un día de lluvia es fantástico para pasar toda la tarde juntas construyendo castillos en casa.

Un día de parque puede ser perfecto para ponerte de los nervios, pero puede ser perfecto también para disfrutar de su ilusión por los columpios y por los juegos en la arena.

Odio los madrugones pero sólo ver esa sonrisa de Garbancita me ilumina el día y me da fuerzas para luchar con todo.

He aprendido a ser más paciente, da igual que Garbancita tarde en comer, da igual que tengas la casa sucia, da igual que tengas mil cosas por hacer, aunque te desesperes no consigues nada, bueno sí, eso desesperarte y no ver la luz, así que mejor respirar hondo y hacer las cosas con calma, si no se llega no se llega. No existe la mujer superwoman.

He aprendido a ser más generosa, sobre todo con los demás. Yo soy una persona tímida por naturaleza, me cuesta coger confianza, pero desde que tengo a la niña, siento un amor especial por aquellas mujeres que van a ser o son madres primerizas, y ahí voy cada vez que las veo como un imán, a que me cuenten cómo están cómo se sienten... que necesitan, no sé... creo que si puedes ayudar a los demás ¿por qué no hacerlo?. Vivimos en un mundo en el que cada uno va a su rollo y a su bola, ¡vamos a pararnos a escuchar a los demás, creo que de todo se aprende y cada persona tiene una historia!.

He aprendido ser más empática sobre todo con Garbancita, he aprendido a ponerme en sus zapatos, en su piel, y no podemos pretender que un niño actúe como un adulto, son niños, y los niños lloran, se sienten solos, a veces no quieren dar besos, se pegan con otros niños, a veces comparten, a veces ríen, se manchan la ropa, juegan con tus cosas, son inquietos, a veces no duermen, a veces no comen... son niños y no se les puede exigir lo que no son, necesitan su tiempo para todo, y eso los adultos nos cuesta mucho comprenderlo.

He aprendido a relativizar los problemas, no podemos hacer de cada cosa un mundo, simplemente tenemos que ser prácticos y buscar la solución si la tiene, si no la tiene no podemos hacer nada más que asumir la situación. Eso no quita que yo siga en mi linea de ahogarme en un vaso de agua, para mí todo es un problema, pero desde que tengo a Garbancita he aprendido a llevarlos de la mejor manera.

Y si algo me ha enseñado Garbancita es a valorar, valorar todo lo que nos rodea. Tenemos mucho que agradecer a la vida y no nos damos cuenta porque vivimos en la rutina y en la fuerza de la costumbre. Sólo cuando nos quitan algo es cuando aprendemos a valorarlo. Pues ella me ha enseñado a que hay que dar las gracias por todo y cuanto tenemos. Cada día es un regalo y hay que disfrutarlo de la mejor manera.

GRACIAS HIJA POR ESTAR EN MI VIDA


ERES MI HADA MADRINA