martes, 13 de enero de 2015

La Revelación

Como ya os he contado en múltiples entradas Garbancita era y es puro nervio, no comía, no dormía. Nació con tres kilos y a los cuatro meses pesaba cuatro kilos, en tres meses apenas cogió un kilo, era pura desesperación.
 
Ya sabéis que nos recorrimos todos los pediatras de Madrid y parte de La Coruña, y que obtuve frases como "eres madre primeriza y te alarmas por todo", "si no quiere comer no te preocupes porque su instinto de supervivencia no le va a dejar morir", "-mi hija no toma más de 30ml de leche, -no entiendo por qué quieres darle 180 ml de leche, lo que diga una lata es orientativo"... y así un largo etcétera de este tipo de respuestas.
 
Sumado a que ella no quiso ver el biberón ni en pintura, que lo poco que tomaba lo conseguíamos a base de cucharadas.
 
Cuando ella empezó a tomar las verduras hay que decir que las tomaba más o menos bien, y para nada protestaba o vomitaba después.
 
Con la leche nos pasaba todo lo contrario, ella gritaba, berreaba, lloraba y después de cinco cucharadas lo vomitaba todo. Cierto es que era por temporadas, había veces que esas cinco cucharadas le sentaban más o menos bien y otras en las que lo vomitaba todo.
 
Así que por todas estas cosas nosotros seguíamos pensando que algo no iba bien.
 
En uno de estos períodos en los que ella vobitaba la poca papilla que comía y en los que no paraba de llorar, llamé a mi amiga Nuria que harta de verme desesperada me había comentado que su prima había llevado a su hija con un problema similar a un pediatra muy mayor que había en Alcorcón. Le pedí por favor que me diera el teléfono y decidí llevarla a este pediatra.
 
Por suerte o por desgracia yo tengo seguro privado para Garbancita, y antes de llamar a este médico, llamé a todos los especialistas en digestivo infantil que hay en Madrid, dándome citas para dentro de tres y cuatro meses o diciéndome que con 9 meses no me la atendían, paga seguros privados para esto.
 
Bueno pues llamé a la clínica donde trabaja este señor y fuimos con Garbancita. Es verdad que es un señor muy mayor, pero con una larga carrera como pediatra, por lo menos eso nos daba confianza.
 
Nada más entrar en su consulta, examinó a la niña de arriba a abajo, cosa que no habían hecho casi ninguno de los pediatras a los que habíamos ido, se limitaban a pesarla y medirla... Y nos dijo que Garbancita había tenido un problema de oído y que posiblemente por eso rechazó uno de los pechos (yo no le había contado nada, pero un mes antes de dejar el pecho, ella ya sólo quería uno de los dos). Y me dijo que la niña rechazaba la leche porque tenía una intolerancia a la lactosa, nos recetó una leche específica. (POR FIN UNA SOLUCIÓN)
 
Nada más salir de la consulta fuimos a la farmacia a comprar esta leche que nos mandaron. Y esa misma noche se la dimos. Garbancita por lo menos no vomitó. A la semana de darle esta leche ella estaba más tranquila, tenía la tripa menos hinchada y no había vomitado ninguna vez. Así que decidimos pedir cita en su pediatra de la Seguridad Social para que por lo menos nos recetara la leche, ya que no había hecho otra cosa por ella.
 
Cuál es mi sorpesa cuando al explicarle al pediatra de la Seguridad Social que llevábamos una semana dándole a Garbancita leche sin lactosa, nos contesta que "¡eso es una aberración, privarle a una niña tan pequeña de la lactosa!". Y remata diciéndonos que: "es demasiado pronto para saber si ella está mejor o no con esa leche, en una semana no se notan los cambios". Para finalizar diciéndonos que: "no os voy a recetar la leche porque no hay pruebas científicas de que la niña tenga eso". Así que le pedimos que por lo menos, ya que no iba a hacer otra cosa, nos mandara las pruebas específicas que fueran necesarias.
 
Las pruebas nos las mandó después de mucho discutir pero claro ya sabemos como van las cosas en la Seguridad Social (y en todo el país)... Pero tuvimos la suerte de que cuando estábamos pidiendo la cita justo anularon una para el día siguiente, así es que la cogimos nosotros (menos mal porque pasar otros tres meses esperando a que le hicieran las pruebas como que era dilatar mucho la espera).
 
Fueron Luisín y Garbancita al día siguiente al hospital, menos mal que yo no estaba, porque ver como pinchan a una niña tan pequeña me da en el alma y más cuando es mi hija. Y nos dijeron que ya nos llamarían o nos citarían para los resultados.
 
A los tres días nos llamaron del hospital para decirnos que Garbancita tenía una intolerancia a la lactosa del 100% y que por supuesto no le diéramos lactosa para nada. Que son alergias que con el paso del tiempo se pueden curar o no.
 
Tardamos medio día en ir al pediatra de la Seguridad Social y decirle que mirara los resultados de las pruebas a Garbancita. No nos pidió ni disculpas (que era lo menos que podía hacer), cuando desde los dos meses le había ido diciendo que lo mismo la niña tenía algo, y él sólo me decía que eran cosas de madre primeriza.
 
Imaginaos cómo era nuestro cabreo, y éste iba en aumento, le dijimos que por lo menos nos recetara la leche, y esto fue lo que me contestó: -"si tenéis dinero para pagarle la leche mejor que se la compréis vosotros porque yo os hago la receta pero hasta que llegue la inspección y lo selle va a tardar como un mes en tener cada bote." (Teniendo en cuenta que necesitábamos uno por semana y porque Garbancita comía poco).
 
¿Cuál es la respuesta a este comentario? ¿Qué hacemos con gente tan incompetente? ¿Cómo no vamos a tener dinero para comprarle la leche a Garbancita? ¡si hace falta nos quitamos nosotros de comer!
 
Salimos de la consulta gritando como locos, pero pensando que si nos quedábamos un rato más lo matábamos. Habíamos estado 9 meses sufriendo sin saber que hacer, y lo que es peor aún, había estado sufriendo ella. Tan pequeña, tan dependiente, tan inmadura... ¡¡¡No hay derecho a este tipo de cosas por culpa de gente que no quiere trabajar y de los dichosos recortes en sanidad!!!!!!